EL
BILLETE
Todo
en
el
centro
comercial
pasó
de
castaño
a
oscuro
durante
la
noche
del
día
viernes.
Nancy
le
prometió
a su
hijo
que
lo
sacaría
a dar
una
vuelta,
le
gastaría
una
crema
y que
le
daría
una
pizza
con
gaseosa,
Samuelito
se
puso
muy
contento
y durante
las
horas
previas
a su
salida,
ayudó
hacer
las
labores
de la
casa.
Siendo
las
12 del
medio
día,
mientras
almorzaban,
Samuelito
le
preguntó
a
su
mamá
–
Mami,
¿Dónde
está
mi
papá?,
Nancy
con
la
boca
llena
de
comida,
le
hizo
un gesto
con
la
cara,
-
¡Qué
dios
mio!
acompañado
de
un movimiento
de
mano,
además
de
señalar
con
el
dedo
índice
el
plato
del
niño,
dándole
a entender
-
Coma
tranquilo
y
deje
de
hablar
mientras
esté
comiendo…
Las
palabras
en
ese
momento
no
asomaron
por
esa
media
hora,
así
terminaron,
se
recostaron
y
cuando
se
levantaron,
el
reloj
apuntaba
cerca
de
las
3
pm,
ambos
se
dirigieron
en
un
taxi
hacía
el
centro
comercial,
llegando:
el
niño
de
5
años,
pidió
a
su
mamá
que
le
diera
una
crema,
Nancy
no
se
inmutó,
fueron
hasta
el
punto
de
los
helados;
pidieron
las
cremas,
ella
de
chocolate
y
él
de
Vainilla,
fueron
comiendo
tranquilamente,
entretanto
recorrían
el
lugar,
vitriniando
todo
el
sitio
por
más
de
2
horas,
ya
pronto
iban
hacer
las
6 pm.
Cuando
samuelito
regresó
del
baño,
observó
a
su
mamá
y
con
un
simple
gesto
de unir
los
dedos
índices
hacia
arriba
y los
pulgares
en
linea
recta
horizontal,
una
pizza
se
formó,
ella
asintió.
Sentados
en
la
pizzería,
ambos
pidieron
sus
porciones
de
pollo
con
champiñones,
acompañada
de
una
gaseosa
que
se
tomaron
entre
los
dos,
mordisco
iba
y venia
de
esa
buena
porción,
cuando
el
niño
tomó
sin
mucha
fuerza
el
vaso
de
gaseosa,
este
se
le
resbaló
y se
empapó
la
ropa,
conforme
el
niño
le
sucedió
esto,
la
mamá
lo
regaño
y le
comenzó
a
pegar
con
las
maños
empuñadas,
le
recriminaba
haber
nacido;
un
cliente
que
estaba
en
otra
mesa,
se
acercó
a
la
iracunda
mujer
y
le
dijo:
-
Señorita,
calmese,
no
trate
mal
al
niño,
se
imagina
donde
el
papá
la
llegara
a
ver,
la
mujer
enceguecida
no
prestaba
atención,
el
niño
se
sobaba
y
lloraba
del
dolor,
cuando
el
mesero
llegó
con
un
trapo
para
limpiar,
el
señor
de
la
mesa
volvió
y
reviró
-
Señorita,
deje
de
tratar
mal
a
su
hijo,
dónde
está
el
papá
del
niño,
ella
con
furia
lo
miro
fijamente
y
le
contestó
-
El
papá,
no
me
haga
reír,
el
papá
es
un
hijueputa
billete
de
diez
mil.
MIGUELESFRANCO
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